La Puerta del Sol de Madrid es mucho más que el lugar donde se celebra cada año la fiesta de Nochevieja, con las campanadas y las tradicionales doce uvas. Con una situación céntrica, muy cerca de la Plaza Mayor y las calles más concurridas de la capital, la puerta del Sol es punto de encuentro para madrileños y visitantes.

La boca del metro de Puerta del Sol ve pasar cada día a miles de transeúntes, tanto los que viven en Madrid como los que visitan la ciudad como turistas, trotamundos o trabajadores golbales. En la Puerta del Sol se encuentra el famoso kilómetro cero, el lugar de donde nacen las principales carreteras de España, además de la estatua del Oso y el Madroño, símbolo de la ciudad de Madrid.

Es el reloj de la casa de correos el que cada año, el 31 de diciembre, cobra protagonismo en todo el país, dando entrada al año nuevo con las tradicionales doce uvas en la noche más famosa de la Puerta del Sol, la nochevieja de Madrid.

El orígen de la plaza de la Puerta del Sol se remontan al siglo XV, cuando la ciudad estaba rodeada por una muralla y la Puerta del Sol era una de las puertas de acceso a la ciudad, en este caso situada en dirección a levante. Ahora, esta plaza se ha convertido en uno de los lugares de paso más frecuentados de la ciudad, donde muchos jóvenes dan el pistoletazo de salida para sus noches de juerga en la capital de España.

En la plaza, a parte del famos kilómetro cero y la estatua del Oso y el Madroño, también destaca el Edificio de Correos, la Mariblanca, una reproducción de la antigua estatua que adornaba la fuente de la puerta del Sol y el mítico cartel publicitario del Tío Pepe, último testimonio viviente de los numerosos carteles publicitarios que una vez poblaron esta plaza