En el actual ritmo de vida en que vivimos inmersos, muchos viajeros buscan que apartarse de los viajes típicos que incluyen recargadas agendas turísticas que de una u otra forma rigen el día del turista. Estos viajeros buscan que eludir las “responsabilidades” de un paquete turístico y escapan fuera de los marcos turísticos regulares. En este contexto surge el llamado turismo rural que, como su nombre lo apunta, es el que se realiza hacia zonas alejadas de las grandes ciudades.

Cierto que en las fueras de las ciudades también hallaremos hoteles y grandes, que igualmente ofrecen un buen aislamiento, pero el turismo rural siempre busca que ir un poco más allá. Es así, que el éxtasis de un practicante rural llega a su punto máximo cuando descubre nuevos lugarez, sitios que pocos o, mejor aún, nadie conoce. A partir de este mercado y las oportunidades que ofrece es que surgen las llamadas casas rurales.

Se trata de residencias alejadas destinadas a albergar a estos viajeros de elite, generalmente de forma no masiva, justamente por su carácter de exclusividad. Cuando pensamos en estas casas rurales, nuestra mente inmediatamente se asocia a imágenes clásicas de la televisión como La Familia Ingalls cuya traducción literal a partir del título original debió haber sido La Pequeña Casa En la Pradera.


También podemos evocar las imágenes del indeleble dibujo animado Heidi en el que la niña protagonista vive con su abuelito en una cabaña alejada. Esta orientación no quita el hecho de que los ofertantes de este servicio busquen que publicitar sus casas rurales de la mejor manera, bautizádolas con nombres que connotan lugares exclusivos que pocos tienen la suerte de pisar.

Por ejemplo, podemos mencionar la casa rural llamada La Montaña Mágica. Este alojamiento se encuentra en Asturias y a ella podemos llegar incluso con nuestras mascotas. Allí encontramos terraza con una bellíisma vista a las praderas y habitaciones con baño incluido y otras comodidades como la clásica televisión, que nos permite reconectarnos con el mundo de cuando en vez.

El turismo rural nos pemite alejarnos de todo y de todos y descubrir una forma de vida más apacible, también nos permitirá conocer alimentos tradicionales de estas zonas y por supuesto nuevos y simpáticos lugares, quizá más cerca de lo que imaginamos.