Esta pequeña capital de Eslovenia, empieza a dejar de ser desconocida gracias a su simpatía y sugran belleza. Una preciosa metrópoli situada entre los Balcanes y el Mediterráno que se ofrece al visitante para ser descubierta y querida.

Un dragón es el símbolo de la ciudad, representa la leyenda de esta por el prícipe Griego Jasón después de vencer a un dragón. Es una urbe pequeña situada en el corazón de Europa con notable influencia Austro-Húngara, Italiana y Balcánica, la mejor manera de conocerla es caminando por sus pequeñas y preciosas calles y comprobar la simpatía y el trato de sus gentes.
Con sólo 275.000 habitantes, estratégicamente ubicada a sólo 385 kms de Viena, 245 de Venecia y 150 de Zagreb, muy accesible desde todas las ciudades que la rodean, su línea aérea Adria ofrece en primavera y verano vuelos directos desde Madrid y Barcelona.

Todo el ambiente es medieval, podemos partir de su Castillo para recorrer en el espacio y el tiempo esta ciudad casi de cuento, se puede acceder a el a pie o en funicular, para ver la vista panorámica de la ciudad, el centro lo marca la plaza Preseren, donde podemos visitar la Iglesia Franciscana de la Anunciación, barroca y preciosa, desde aquí mismo a ccedemos a los 3 puentes, emblemáticos sobre todo el puento de los Dragones, imprescindible ver la Catedral de San Nicolás en la plaza Vodnik. Podremos observar los frescos barrocos en el templo fácilmente reconocible por su famosa cúpula verde y sus 2 torres gemelas.
Hay mucho para disfrutar, mercadillos de arte, muchas terrazas, tiendas y mercados para las compras y una variada gastronomía, imprescindible probar sus pescados, la sopa de setas con pan, pastel de nueces y el Strudel de manzana.

Eslovenia fue zona de turismo para los ricos, tiene una costa preciosa, una gran carga histórica, y una belleza sin par en sus puentes, castillos, cúpulas y todos sus paisajes. Un destino único y acogedor para la primavera y el verano, hay que descubrir Liubliana.

Imagen de wikipedia

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