Aunque tradicionalmente no ha sido un lugar que haya atraído mucho turismo, poco a poco Cracovia se ha ido convirtiendo en un destino cada vez más visitado. Y no es de extrañar, ya que tiene lugares que merecen la pena ser visitados.

No hay que olvidar que entre los siglos XI y XVI este lugar fure la capital de Polonia, época en la que vivió un gran esplendor cultural que aún hoy se puede percibir en la ciudad. El casco antiguo de Cracovia fue declarado Patrimonio Mundial en 1978 por la UNESCO, y una de las mejores formas de apreciarlo es recorrer sus calles a pie.

Por ejemplo, la plaza Rynek Glowny es un buen punto de partida, la mayor plaza medievald e toda Europa, que tiene en el centro el Mercado de Paños, un edificio que data del siglo XIII y que ya desde sus orígenes se dedicó a actividades comerciales.

En la parte superior del Mercado, merece la pena visitar una sede del Museo Nacional y la Galería de Pintura y Escultura Polaca. Al lado hay una torre que en la actualidad es un exclente mirador.

Paseando por la zona, no debemos dejar aparte la iglesia de San Adalberto, una de las más antiguas (es del siglo X) y la Basílica de Santa María Virgen (siglo XIV), en la que hay un retablo de ladera policromada. Las torres asimétricas de esta basílica se han convertido en uno de los símbolos de la ciudad.

Alrededor de la plaza hay muchas callecitas que recorrer, y una de las más pintorescas es la calle Florianska, que desemboca en la puerta de San Florián.

El Barrio Judío es otro de los puntos que merece la pena conocer, el Kazimierz, que fue fundado en el siglo XV por el rey Casimiro el Grande, como una especie de núcleo aparte. Aquí se pueden ver sinagogas, museos y galerías de arte, ya que se trata del segundo núcleo de monumentos judíos más denso de Europa (el primero está en Praga)

Por último, hay que hacer una visita a la Ciudadela de Wawel, con una catedral gótica (en la que se coronaron hasta 37 reyes, y muchos de ellos fueron enterrados en la cripta)  y un castillo renacentista realmente impresionantes, que se sitúan en el interior de este recinto fortificado.

Y por supuesto, desde esta zona, no podemos dejar Cracovia sin contemplarla desde uno de los miradores, que nos mostrarán una visión de la ciudad realmente impresionante.

Imagen de Ana Paula Hirama sujeta a Licencia CC

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