Ciudad que pasó por las manos de la mayoría de los pueblos que habitaron la península Ibérica, con 2000 años de historia a sus espaldas, Zaragoza es hoy un crisol de restos culturales que hacen de ella un verdadero museo al aire libre.

Fiel reflejo de ello es la Catedral del Salvador, mas conocida como la Seo. Edificada sobre las ruinas de una mezquita de los tiempos de la Saraqusta musulmana, su estructura es una mezcla de estilos románico, mudéjar, gótico y barroco. Todo emplazado sobre un antiquísimo templo romano que nos recuerda las glorias de Caesaraugusta, la antigua ciudad romana que diera origen a Zaragoza.

Al acercarnos, su imagen ya nos anticipa algo de su historia. El conjunto arquitectónico del ábside, el cimborio y un muro mudéjar que sobresalen ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad, a los que se le suma una torre barroca.

Y con solo visitar su interior comprenderemos el porqué de su adjetivo de Museo del Arte. El impresionante Altar Mayor con su soberbio retablo gótico, el coro y el órgano, las primorosas capillas barrocas y renacentistas o los tesoros que alberga el Museo de los Tapices son algunas de las maravillas que esta catedral custodia.