Europa del Este tiene varios lugares interesantes por visitar, las compañías nos ofrecen vuelos a países como Bulgaria, Rumania, Albania y otros tantos. Queda en nosotros la elección de una buena oferta. Yo recomendaría la ciudad de Bucarest. La capital de Rumanía es un lugar lleno de historia y de leyendas que merece la pena visitar. Se trata además de uno de los principales centros de transporte de Europa del Este por lo que una vez llegados a la ciudad, podemos tomar conexiones a distintos lugares.

Lo que más impresiona de Bucarest es su arquitectura, un verdadero testimonio del pasado comunista de este país. Otro aspecto que llama la atención de esta ciudad son sus grandes extensiones de área verde que vienen a configurar un pequeño paraíso. No en vano se le conoce como la París de oriente. El ambiente disipado se apodera de nosotros mientras paseamos por las amplias avenidas de Bucarest, en todas sus calles vemos bonitos cafés y restaurantes con gente conversando animadamente.

El ambiente cultural casi se puede tocar en Bucarest. Debemos empezar nuestros paseos por la Avenida de la Victoria. Allí veremos hermosos edificios que datan del siglo XVIII. Cerca hallamos el Teatro de la Opereta de hermosa construcción y el majestuoso Templo Stavropoleos que saca lustre a sus portones grabados. Otro lugar para ver en Bucarest es el Museo de la Historia de Rumania donde podremos apreciar los tesoros de este país.


Enseguida debemos proseguir nuestro camino hacia la Iglesia Cretulescu que también data del siglo XVIII. Cerca de allí hallaremos la Galería Nacional de Arte en donde seguramente pasaremos un buen rato admirando las muestras. Luego de esta visita podemos relajarnos un rato yendo a pasear al Parque de la Cultura y el Reposo.

Allí nos aguardan más de 200 hectáreas de diversión en donde incluso hallaremos otro museo, el Museo Etnográfico, gracias al cual conoceremos de cerca la rutina diaria de un campesino natal de Rumanía. No podemos dejar pasar nuestra estancia en Bucarest sin conocer la famosa Iglesia Antigua que data del siglo XVI y que fue edificada por el no menos famoso Conde Drácula. Cerca de aquí está el ditrito de Lipscani. Allí podemos visitar las ruinas del Palacio del Príncipe que datan del siglo XV.