Hace un par de meses me ofrecieron un paquete de vuelos baratos que fue imposible de rechazar, si bien me hubiera gustado tener más disponibilidad de tiempo y dinero para escoger más de uno, pero me vino bien salir de vacaciones por dos semanas y relajarme un poco de la cotidianidad en la que me veía inmersa.

El destino elegido fue la ciudad de Buenos Aires, la razón principal de escoger esta ciudad es que así no se dan oportunidades de vuelos a bajo costo hacia esta ciudad, así que era el momento de visitarla. Después de mucho tiempo de seguir los precios de las agencias de viajes había conseguido el precio requerido y era momento de conocer la ciudad del tango con mis propios ojos.

Además del vuelo, elegí también un tour básico que me llevaría por los principales sitios turísticos de la capital bonaerense. Pero sin duda, el lugar que más me gustó visitar fue la calle Florida.

Como mujer, hay algo que no puedo evitar y eso es comprar cosas que ante mis ojos parecen sumamente necesarias. Además de los clásicos souvenirs para los amigos, tenía que comprar algunos discos de Fito Páez que no encontraba en mi ciudad.

Por lo general, estaba acostumbrada a ver en mi ciudad tiendas muy pequeñas de discos, pero lo que vi en Buenos Aires fue espectacular, tiendas muy grandes llenas de discos y lo más importante estaba allí ante mis ojos, una columna con precios rebajados de artistas argentinos, entre los cuales se incluían varios de los primeros discos de Fito Páez en versión de disco compacto. Eso era lo que estaba buscando.

Pero no sólo eso, seguramente en mi país los conseguiría a un precio muy alto, pero allá estaban rebajados, era sensacional, una oportunidad única que no pude dejar pasar, y eso fue lo que me llevó a tenerle cierto cariño a la calle Florida, una calle caracterizada por la gran cantidad de comercios de todo tipo, sin contar una librería de varios pisos que me dejó con la boca abierta.

Así fue mi experiencia en Buenos Aires y si bien habían sitios más dignos de visitar, para mi la calle Florida fue el lugar ideal, había de todo allí, todo lo que uno se pudiera imaginar encontrar así que nunca me sentí más cómoda que en ese lugar donde no hay opción a perderse, pues es una calle larga en doble dirección, donde además no pasan autos, sino que es toda una vía peatonal. El sueño de cualquier mujer adicta a las compras.

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